miércoles, 23 de octubre de 2024

24 de octubre - "Día de la Biblioteca"

Un año más se celebra el "Día de la Biblioteca" recordando el incendio y destrucción de la Biblioteca de Sarajevo (Bosnia) durante la cruel guerra en tierras balcánicas. Y como cada año, un mensaje para ensalzar la labor de las bibliotecas; en esta ocasión llega de la pluma de Patxi Zubizarreta, premiado en el año 2023 con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

 

Cartel de Laia Giménez Buenaventura 

( Premio  Lazarillo de álbum ilustrado 2023)

                                             ¡Estrenamos Biblioteca!

                                 Pregón "Día de la Biblioteca 2024"

Siempre pensé que había tenido una infancia sin biblioteca, aunque, pensándolo mejor, quizás vivía  rodeado de ellas: cada fósil que encontrábamos en la montaña nos hablaba de tiempos lejanos, de peces que habían nadado por donde yo caminaba; las piedras raras que identificaba con restos de meteoritos me transportaban a galaxias remo-tas; los esqueletos de las cuevas me recordaban a

los osos que hibernaron en ellas; hasta los anillos de los árboles eran verdaderas bibliotecas, testigos de sequías y de otros fenómenos extremos. Pero especialmente me gustaban los cuentos, las leyendas o las canciones que escuchaba a mis abuelas y abuelos: a través de sus emociones, de sus penas y alegrías nos transmitían toda una sabiduría oral.

Tal vez por eso se dice que cuando muere una persona mayor se cierra una biblioteca. Siempre pensé que en mi pueblo natal (Ordizia, Guipúzcoa) no había tenido biblioteca, pero me equivocaba: crecí rodeado de fósiles, supuestos restos

de meteoritos, esqueletos, anillos arbóreos y, sobre todo, del eco y de las voces de nuestros antepasados, toda una enciclopedia de humanidad y de naturaleza. Luego llegaron los libros, cada uno como una ventana y un resumen del mundo, como una biblioteca jibarizada.

Si un libro es un jardín que se lleva en el bolsillo, las bibliotecas se convirtieron en mis oasis particulares, en ellas encontré mi hábitat natural. Ahora soy consciente de que mi vida ha estado muy ligado a ellas; de hecho, casi a diario me refugio en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria-Gasteiz y, frecuentemente, las bibliotecas escolares son el marco de nuestros encuentros literarios. Aunque también tengo que reconocer que me han dado algún que otro disgusto, como cuando me comunicaron que se había quemado la escuela de Oronoz-Mugairi, al  norte de Navarra. Desde allí hicieron un llamamiento para donar libros y, entre todos, reconstruir su biblioteca calcinada. Envié encantado unos cuantos ejemplares, pero otra petición vino a sumarse a mi pequeño consuelo: «¿Nos escribirías un cuento?», me sugirieron los escolares.

 En realidad, estaba descubriendo otra particularidad de la escuela porque, cada curso, las niñas y los niños del centro redactaban un cuento —para los más pequeños escribir es sinónimo de dibujar—, y luego lo encuadernaban con un papel  de un gramaje especial, en una edición tan imperfecta como única. En la pequeña escuela todos los años creaban un libro y luego se turnaban para llevarlo a casa y mostrarlo orgullosos a sus familias. Esa obra singular más adelante formaba parte de su propia biblioteca escolar, un lugar de encuentro y de participación dirigido por bibliotecarias intrépidas, dotadas de un espíritu y un entusiasmo que comparto y reivindico. De manera que aquel curso también resultó memorable porque, basado en el breve texto que les envié —Marabara, maraberi—, el álbum tuvo una tirada mayor que consistió en dos ejemplares: uno, como de costumbre, está disponible en la biblioteca y el otro…, el otro lo atesoro yo.

Si bien es cierto que cada libro guarda dentro una biblioteca, también las escuelas actuales son un pequeño compendio del mundo, repleto de fósiles, meteoritos, esqueletos, bosques, y cada vez de más ecos y de más voces. Sin ir más lejos, en la escuela Urdaneta de mi pueblo natal hoy en día se cuentan más de veinte orígenes entre las familias del alumnado y, además del euskara y del castellano, se escuchan más de una treintena de idiomas: árabe,chino, edo, rumano, urdu… También desde allí me propusieron escribir un cuento: Munduketariak —algo así como Mundonautas, como los mosqueteros del mundo…Disfruto cuando viajo sin salir de las bibliotecas escolares, cuando Aitor, Areesha, Harmony, Lucía, Ping-Ping o Sekou me cuentan sus vidas y sus sueños. Afortunadamente, a ellos no les falta la biblioteca y, además, cada vez que una niña nueva, cada vez que un niño nuevo viene a una escuela, ¡estrenamos biblioteca!

Patxi Zubizarreta

Otros carteles conmemorativos de la fecha son los que aparecen debajo, el primero difundido por la Junta de Extremadura  difunde el mensaje de Daniel Casado que está disponible en la página de Fomento de la  lectura de la comunidad extremeña. El Ministerio de Cultura difunde otro cartel   obra del ilustrador Nicolás Aznárez.