domingo, 30 de octubre de 2016

Con la biblioteca a cuestas.


"No hay quinto malo...."; "todos los santos tienen novena"....; "no hay dos sin tres".... y "segundas partes siempre son buenas". 
El pasado 24 es la fecha que el calendario nos señala como el "Día de la Biblioteca" y pienso que está muy bien esa llamada de atención que nos recuerda la importancia de las Bibliotecas en nuestra vida...pero siempre, para éste y  todos esos días que el calendario nos marca para celebrar, me gusta completar con..."un día para recordar y los 364 restantes para practicar". Pues bien recordando  ese espacio mágico en el que  los libros nos aguardan para regalarnos  sus mundos, sus historias y  sus habitantes a los que descubrir; traemos dos poemas hermosos de María Rosa Serdio, hada de la palabra que vuela versos desde su Asturias natal. Disfrutad con su regalo y su invitación a la lectura.

Ilustración de Ana Carina Aranda



"En este bosque nuestro..."
de María Rosa Serdio

Hay una Biblioteca en cada rama,
un camino muy largo
que vas a recorrer,
una Abuelita tierna
que se ha puesto el pijama
que más le gusta a Lobo
para escuchar leer.
Ya has metido,
en el fondo de tu cesta,
provisiones de versos y canción,
mermelada de moras y de fresas
¡y hasta el gorro y el largo camisón!
Solo te falta
poner un “whats” al Lobo
y decirle que venga a la reunión.
El Bosque está
esperando ya tus pasos
lleno de setas rojas
y las hojas de otoño
cantando su canción.
Es la canción de las páginas del libro
cuando el silencio llega
y se acerca planeando
a tu rincón.



Teresa Coll nos regaló la imagen y María Rosa puso el verso para este punto de lectura de 2013, publicado el "Día de la Biblioteca" de ese año.

sábado, 22 de octubre de 2016

"DÍA DE LA BIBLIOTECA" 2016

Un año más, como cada 24 de octubre, se celebra el "Día de la Biblioteca". Esta celebración, auspiciada por la Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, se realiza desde 1997 y se inició en recuerdo de la Biblioteca de Sarajevo, destruida por un incendio durante la Guerra de los Balcanes.
Cada año, un/a escritor/a redacta el mensaje y un/a ilustrador/a dibuja la ilustración que lo acompaña.
Este año son Ledicia Costas  y  Elena Odriozola las reponsables del mismo.



Ilustración 
de  
Elena Odriozola
(Premio Nacional de Ilustración 2015)


Mensaje para el
"DÍA de la BIBLIOTECA"
de
Ledicia Costas  
(Premio Lazarillo y Premio Nacional 
de Literatura Infantil y Juvenil 2015)  


Una luciérnaga es una isla perdida en la noche más densa. Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el rumbo hacia otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los libros que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su color rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del corazón gris, debería ponerse en manos de un experto y visitar una biblioteca.
Para escribir un libro, además de hacer malabarismos con las palabras hay que ser una desvergonzada o un loco. Un atrevido, una excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de rayas y los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas son aptas para escribir libros. Pero para custodiarlas no es suficiente con tener un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de fuera. Un extraterrestre. Las bibliotecas albergan seres con antenas giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados, rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles que estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía imposible acceder. A continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve a su posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que les observes percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de los bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros fabrican pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas es bueno para tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta de planes fantásticos.
Alguien me han contado que el 24 de octubre es el Día de la Biblioteca. Sería genial organizar una fiesta con confeti y pompas de jabón. Celebrarla por todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal ocasión como el personaje de algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca de la ciudad donde vivo y esperar a que fueran a visitarme. En las bibliotecas puedes ser quien tú quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda, Atreyu, Drácula o incluso Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump. Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. ¡Sombreros! ¡Eso es! Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída por los colores y formas de mi sombrero:
—Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa! ¿Sería tan amable de servirme una taza de té?
Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo cara de mujer refinada, y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo parecido a glup glup glup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de forma desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada, que para eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el momento más inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no son merenderos. Hay que reconocer que son únicos custodiando tesoros. Extraterrestres con el corazón rojo y brillante. Qué cosa tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca!

domingo, 2 de octubre de 2016

"Beso de luna" de Juan Carlos López Pinto

Una nueva entrada bajo el influjo de la Luna, en esta ocasión es un poema breve de Juan Carlos López Pinto, poeta y periodista salmantino que dirige Salamanca al día RTV, medio informativo que se difunde en versión impresa y en formato digital.

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Paisaje con luna


"BESO DE LUNA"
 de Juan Carlos López Pinto


Espera la luna
en su cama del cielo,
con las nubes de almohada
a que llegue algún beso.


El niño la mira
porque no quiere dormir
y la guiña un ojo
para hacerla reír.

Y la luna se ríe
y le besa feliz
con sus labios de estrella
la puntita de su nariz.