viernes, 26 de enero de 2018

"Niño de hielo"


Ocho de la mañana, se abren las puertas del cole y tras una hora de camino a una temperatura de nueve grados bajo cero llega Wang Fuman, literalmente congelado, con su pelo y sus cejas nevadas, sus mejillas rojas y las manos arrugadas y heridas por el frío. Wang Fuman, ese es su nombre, cursa tercero de primaria y se había helado mientras hacía el trayecto de 4,5 kilómetros de distancia que separan  su casa del colegio. En nuestra última entrada, recomendábamos el libro "Quiero ir al cole", en él vari@s autor@s e ilustrador@s dedicaban su obra a es@s niñ@s que soportan, día a día, enormes dificultades para acceder a su colegio o no tienen la oportunidad de acudir a él.
Días después todos los medios se hicieron eco de la ilusión y las dificultades de este niño en su afán por aprender, por estar en el colegio; su historia, tan real, podría haber formado parte de "Quiero ir  al cole" con todo merecimiento. Teresa Guerra, maestra y poeta le ha puesto palabra a la lección que Wang nos ofrece a tod@s, niñ@s y educadores. Ahora que se aproxima el 30 de enero, "Día de la Paz", nuestro deseo del cumplimiento de  una escolarización global para tod@ niñ@ en cualquier parte del planeta.

Wang, niño de hielo. Fotografía tomada por sus profesores.


"NIÑO DE HIELO"
          de Teresa Guerra 

Niño de hielo
debajo de la escarcha de tu pelo
descubro que eres de carne y hueso.
Desprendes calor y enciendes el fuego
de la conciencia apagada
En tu sonrisa helada
se dibuja un mensaje
de paz y de anhelos
Niño de hielo
que caminas sin pereza
por un abrupto
y largo sendero
para llegar a la escuela
Sin más abrigo
que el viento
que te rasga la piel
y te corta el aliento
Niño de hielo
yo quiero ser tu maestro
que te llena de ilusiones
y deseos de aprender
A pesar de la distancia
el frío y la adversidad
llegas alegre al colegio
Niño de hielo,
eres tú el que
nos da la lección
y del que hoy aprendemos.
Gracias por ser ejemplo
de esfuerzo y superación
para los niños
de este lado del mundo
que no se mueven
de su zona de confort
y que recorren apenas
doscientos metros
en coche y calefacción
para llegar al colegio.
Y que se aburren
si no hay tablet,
la play o el ordenador,
que no leen a pesar
de tener todos los cuentos.
Niño de hielo,
por los niños como tú
merece la pena
la lucha y el esfuerzo
por desear un mundo más justo y bueno.


Manos de Wang