Un año más, como cada 23 de abril, se conmemora el "Día del libro" y para recordarlo en esta ocasión traemos un poema de Carlos Blanco, poeta amigo,aún presente entre los que le apreciamos por sus versos, su arte, su manera alegre de estar, siempre atenta, cercana y desprendiendo sensibilidad. El poema elegido, "Las hogueras de San Juan", nos lleva a un recuerdo vivo de su infancia y se publicó en la Antología "Son Letras" en el año 2013.
Acompañamos la entrada con algo que hace especial a cualquier libro y es el valor añadido que lo engrandece y lo hace más valioso: una dedicatoria tan generosa, tan llena de arte como la que Carlos me regaló con su adaptación del Lazarillo ( Ed. Tatanka) Un libro en el que Carlos hace niño al personaje para acercarlo a los más pequeños.
Dedicatoria e ilustración de Carlos Blanco
"Las hogueras de San Juan"
A mis padres, Juan y Julia. Aún me veo, cogido a sus manos siendo yo niño, disfrutando de esta tradición en la Plaza Mayor de La Alameda de Gardón (Salamanca)
Recuerdo siendo yo niño,
el día antes de San Juan,
a la gente, con sus carros,
salir al monte a buscar
lavándulas y tomillos
por la zona de Argañán.
Y los mozos apilaban,
en todas las bocacalles,
el tomillo y la lavanda,
colmando de aroma el aire.
A las doce de la noche,
mandaba la tradición,
prender todas las hogueras
para honrar a su Patrón.
Pronto el fuego se avivaba
haciendo arder los tomillos
y, al son del chisporroteo,
danzábamos los chiquillos.
Un denso olor perfumado
se percibía en el ambiente
y en gran corro, alrededor,
se congregaba la gente.
Cuando las llamas cesaban
y quedaban los rescoldos,
los jóvenes se animaban
a saltar la hoguera, todos.
El primero y más osado
que se atreviese a saltar,
recibía de los presentes
una ovación singular.
Y después, uno tras otro,
cumplía con la tradición
de saltar cuantas hogueras
hubiese por su Patrón.
Así recorrían el pueblo,
tan pronto aquí como allá;
el pantalón chamuscado
pero eso daba igual.
En la noche de San Juan,
en ambiente tan festivo,
se saltaban las hogueras
de lavándula y tomillo.
Y cantábamos a coro:
¡A saltar! ... ¡A saltar! ...
las hogueras de San Juan;
el primero que la salte
nunca se podrá quemar.
¡A saltar! ...¡A saltar! ...
2 comentarios:
Qué preciosidad de poesía y qué bien contada la noche de las hogueras.Se ha llenado mi casa de olores de lavanda y tomillo.
Muchas gracias Carlos Blanco, donde estés y a ti Julio por traerla al blog.
Gracias a ti Conchita, siempre tan atenta, tan cercana. La mejor manera de estar con Carlos es recordarle en sus escritos. Un abrazo.
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