Un año más se celebra el "Día de la Biblioteca" recordando el incendio y destrucción de la Biblioteca de Sarajevo (Bosnia) durante la cruel guerra en tierras balcánicas. Y como cada año, un mensaje para ensalzar la labor de las bibliotecas; en esta ocasión llega de la pluma de Patxi Zubizarreta, premiado en el año 2023 con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.
Cartel de Laia Giménez Buenaventura
( Premio Lazarillo de álbum ilustrado 2023)
¡Estrenamos Biblioteca!
Pregón "Día de la Biblioteca 2024"
Siempre
pensé que había tenido una infancia sin biblioteca, aunque, pensándolo mejor,
quizás vivía rodeado de ellas: cada
fósil que encontrábamos en la montaña nos hablaba de tiempos lejanos, de peces
que habían nadado por donde yo caminaba; las piedras raras que identificaba
con restos de meteoritos me transportaban a galaxias remo-tas; los esqueletos
de las cuevas me recordaban a
los
osos que hibernaron en ellas; hasta los anillos de los árboles eran verdaderas
bibliotecas, testigos de sequías y de otros fenómenos extremos. Pero especialmente
me gustaban los cuentos, las leyendas o las canciones que escuchaba a mis
abuelas y abuelos: a través de sus emociones, de sus penas y alegrías nos
transmitían toda una sabiduría oral.
Tal
vez por eso se dice que cuando muere una persona mayor se cierra una
biblioteca. Siempre pensé que en mi pueblo natal (Ordizia, Guipúzcoa) no había
tenido biblioteca, pero me equivocaba: crecí rodeado de fósiles, supuestos
restos
de
meteoritos, esqueletos, anillos arbóreos y, sobre todo, del eco y de las voces
de nuestros antepasados, toda una enciclopedia de humanidad y de naturaleza.
Luego llegaron los libros, cada uno como una ventana y un resumen del mundo,
como una biblioteca jibarizada.
Si
un libro es un jardín que se lleva en el bolsillo, las bibliotecas se
convirtieron en mis oasis particulares, en ellas encontré mi hábitat natural.
Ahora soy consciente de que mi vida ha estado muy ligado a ellas; de hecho,
casi a diario me refugio en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de
Vitoria-Gasteiz y, frecuentemente, las bibliotecas escolares son el marco de
nuestros encuentros literarios. Aunque también tengo que reconocer que me han
dado algún que otro disgusto, como cuando me comunicaron que se había quemado
la escuela de Oronoz-Mugairi, al norte
de Navarra. Desde allí hicieron un llamamiento para donar libros y, entre
todos, reconstruir su biblioteca calcinada. Envié encantado unos cuantos
ejemplares, pero otra petición vino a sumarse a mi pequeño consuelo: «¿Nos
escribirías un cuento?», me sugirieron los escolares.
En realidad, estaba descubriendo otra
particularidad de la escuela porque, cada curso, las niñas y los niños del
centro redactaban un cuento —para los más pequeños escribir es sinónimo de
dibujar—, y luego lo encuadernaban con un papel de un gramaje especial, en una edición tan
imperfecta como única. En la pequeña escuela todos los años creaban un libro y
luego se turnaban para llevarlo a casa y mostrarlo orgullosos a sus familias.
Esa obra singular más adelante formaba parte de su propia biblioteca escolar,
un lugar de encuentro y de participación dirigido por bibliotecarias
intrépidas, dotadas de un espíritu y un entusiasmo que comparto y reivindico.
De manera que aquel curso también resultó memorable porque, basado en el breve
texto que les envié —Marabara, maraberi—, el álbum tuvo una tirada mayor que
consistió en dos ejemplares: uno, como de costumbre, está disponible en la
biblioteca y el otro…, el otro lo atesoro yo.
Si
bien es cierto que cada libro guarda dentro una biblioteca, también las
escuelas actuales son un pequeño compendio del mundo, repleto de fósiles,
meteoritos, esqueletos, bosques, y cada vez de más ecos y de más voces. Sin ir
más lejos, en la escuela Urdaneta de mi pueblo natal hoy en día se cuentan más
de veinte orígenes entre las familias del alumnado y, además del euskara y del
castellano, se escuchan más de una treintena de idiomas: árabe,chino, edo,
rumano, urdu… También desde allí me propusieron escribir un cuento:
Munduketariak —algo así como Mundonautas, como los mosqueteros del mundo…Disfruto
cuando viajo sin salir de las bibliotecas escolares, cuando Aitor, Areesha,
Harmony, Lucía, Ping-Ping o Sekou me cuentan sus vidas y sus sueños.
Afortunadamente, a ellos no les falta la biblioteca y, además, cada vez que una
niña nueva, cada vez que un niño nuevo viene a una escuela, ¡estrenamos
biblioteca!
Patxi
Zubizarreta
Otros carteles conmemorativos de la fecha son los que aparecen debajo, el primero difundido por la Junta de Extremadura difunde el mensaje de Daniel Casado que está disponible en la página de Fomento de la lectura de la comunidad extremeña. El Ministerio de Cultura difunde otro cartel obra del ilustrador Nicolás Aznárez.