domingo, 21 de abril de 2019

"Érase una vez..." el Día del Libro

Érase una vez el 23 de abril, día que hemos acordado dedicar al libro y para ocasión tan especial nos permitimos recomendar el libro cuya portada encontráis más abajo.


Portada de "Érase una vez..."


"Érase una vez", tercera entrega de la serie "Ecos de la Infancia" que  patrocina  la Diputación Provincial de Albacete. En esta ciudad se encuentra el Museo del Niño y en relación con él Amuni (Asociación de Amigos del Museo) que impulsa y da  vida a esta obra.
Pilar Geraldo Denia, miembro de la asociación, es el alma máter de esta inmensa obra. Su esfuerzo ingente ha dado forma al libro en el que se rinde homenaje a Gloria Fuertes  con motivo del centenario de su nacimiento. De la mano de Pilar se suceden las aportaciones de diferentes autores e ilustradores y con cada uno de ellos los versos de la homenajeada.
Dada la amplitud de la obra, 400 páginas, es inadecuado llamar la atención sobre alguno de los textos o ilustraciones que acoge. "Érase una vez..." es un libro que podemos leer de adelante a atrás o viceversa; un libro al que volver una y otra vez, para abrir por cualquiera de sus páginas y al hilo de los versos de Gloria, llave en cada una de las aportaciones, sumergirnos en las narraciones, los versos o depositar nuestra mirada en la calidad, la calidez de sus ilustraciones.
Pilar, gracias por tu tiempo, tu esfuerzo, tu generosidad para hacer posible que "Érase una vez.." sea una realidad; el mérito de ello es tuyo.
"Érase una vez...", libro imprescindible para cualquier Biblioteca que se precie de tal, ahora que celebramos el "Día del Libro" nos parece un excelente momento para incorporarlo a los estantes y para ponerlo en las manos de sus destinatarios...

 Ilustración de Mar Azabal incluida en el libro.
 La estrofa que aparece en la ilustración pertenece al poema de Gloria Fuertes que aparece a continuación y que nos parece muy oportuno para el motivo de esta entrada.
"Don Libro Helado"

Estaba el señor Don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.


Estaba el señor Don Libro
aburrido en su sillón.
esperando que viniera…
(a leerle) algún niño lector.


Don Libro era un tío sabio,
que sabía de luna y de sol,
que sabía de tierras y mares,
de cuentos y aves,
de peces de todo color.


Estaba el señor Don Libro
tiritando en su sillón,
vino un niño,
le cogió en sus manos
y el libro entró en calor.